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Colchón adaptable Cantábrico
La elección de un colchón depende de varios aspectos. Hay que contemplar desde el tamaño del colchón, hasta la altura, la firmeza y la adaptabilidad. En este aspecto, la adaptabilidad es la que se encarga de ofrecer un mejor descanso. Por eso, los colchones adaptables se adecuan perfectamente al cuerpo, es decir, a la curvatura natural de la espalda, para no sentir presiones. En consecuencia, los colchones adaptables evitan el exceso de movimientos en la cama y ayudan a prevenir lesiones.
Pero, ¿de qué depende que un colchón sea adaptable o no? En gran medida del material del que esté hecho. En este punto, hay que diferenciar entre los colchones confeccionados a base de espuma y muelles y los de látex y viscoelástica. Los colchones adaptables, normalmente, tienden a ser de viscoelásticos. Y es que los colchones viscoelásticos generalmente ofrecen un mayor grado de adaptabilidad y una firmeza intermedia. Justo lo que debe ofrecer un colchón adaptable. Eso sí, la densidad, la cantidad y la composición del colchón juegan un papel fundamental.
Por razones obvias, no ofrecerán lo mismo los colchones adaptables que tengan 5 cm de material viscoelástico que los que únicamente dispongan de 3 cm. Esto no significa que sean mejores o peores unos y otros, simplemente que ofrecen sensaciones distintas que hay que tener en cuenta a la hora de elegir colchón.
En principio se podría entender que un colchón adaptable es más adaptable cuanto mayor densidad de viscoelástica tenga (la densidad se mide en Kg/m3). Si bien este parámetro es real, hay que destacar que los colchones adaptables que están formados por material viscoelástico de densidad muy alta (90-95 Kg/m3) pasan de ser muy adaptables a convertirse en envolventes.
Por eso no son recomendables para una correcta postura durante la noche, puesto que existe un hundimiento demasiado pronunciado en personas con un perfil físico estándar. La densidad perfecta para un colchón adaptable es entre los 55-75 Kg/m3. Así se asegura una correcta ergonomía.
Además es importante que los colchones adaptables cuenten con un acolchado preferiblemente formado por materiales como el látex, las fibras o la viscoelástica. Estos 2 o 3 cm son los que entrarán en contacto con nuestro cuerpo desde un primer momento, con lo cual deben tener una suavidad especial y una gran acogida.
Por último cuanto mayor sea el tejido y mejor tratado esté, mayores prestaciones ofrecerán los colchones adaptables.