Colchones de lana

La lana ha sido desde hace mucho tiempo el elemento principal en los colchones. Y es que este material destaca por su alta transpirabilidad y por la regulación de la temperatura, que reduce el ritmo cardiaco y permite dormir espléndidamente. Curiosamente, la lana lo que hace es mantener nuestra propia temperatura corporal mientras dormimos. También ayuda a que no sudemos o cojamos frio durante la noche, independientemente de la temperatura que haya en el dormitorio. Puede incluso absorber hasta el 30% del peso sin que cambie de forma, es decir, que apostando por los colchones de lana no solo mantendrás la temperatura, sino también el calor cuando la lana esté húmeda.

Pero las ventajas de los colchones de lana no se quedan ahí. Tienen propiedades antialergénicas y antiácaros, no generan ni acumulan electricidad estática, lo que favorece una frecuencia cardíaca tranquila y un descanso reparador, y su propia elasticidad acoge las diferentes curvas de nuestro cuerpo de manera natural para dormir en cualquier posición.

Ya son muchas las personas que han observado que los colchones de lana efectivamente no solo mejoran la calidad del sueño, sino también mejoran la salud. Permiten una respiración natural de la piel y la evacuación de la transpiración en forma de vapor de agua. Además las fibras de la lana sirven como terapia para nuestro cuerpo, ya que nos proporcionan un micromasaje durante la noche. Esto ayuda a las articulaciones y músculos rígidos, nervios en las piernas, mala circulación, calambres y eczemas.

Por último, la lana es un material virgen que se autolimpia de manera natural. Por eso, los colchones de lana se mantienen limpios y secos durante la noche, evitando así un descanso interrumpido.

Tampoco podemos olvidar que la lana es un material ignífugo, lo que convierte los colchones de lana en ideales para su uso en hoteles.