¿Es bueno dormir sin almohada? ¡Descúbrelo ahora!

Ya, ya, ya lo sabemos. Siempre hablamos del colchón como el principal causante de un buen descanso. Sin embargo, no es el único que afecta al sueño. La base sobre la que descansa el colchón o la almohada también importan. Por eso en este post, vamos a resolver otra de las dudas que suelen surgir cuando hablamos de dormir bien, de disfrutar del sueño. ¿Es bueno dormir sin almohada?

Es bueno dormir sin almohada

Los médicos recomiendan que únicamente los bebés duerman sin almohada, ya que por su tamaño existe una importante desproporción entre su cabeza y su cuerpo que hace que su espalda quede recta. Sin embargo, a medida que crecemos aumentamos nuestra dependencia a un soporte que eleve ligeramente el cuello.

Por eso es verdad que, aunque se puede dormir sin almohada en algunos casos, no es lo más recomendable. Solo se podría decir que es bueno dormir sin almohada para aquellas personas que duermen boca arriba, se mueven poco y tienen una complexión física muy pequeña. Para el resto, no es bueno dormir sin almohada dado que haría que nuestra cabeza colgara ligeramente, inclinando el cuello y forzando una postura antinatural durante muchas horas.

Como hemos comentado en otros posts, el principal factor que determina un buen descanso es la correcta alineación de la espalda y el cuello, es decir que, al acostarnos, la columna vertebral al completo (desde las cervicales hasta el final de la espalda) quede recta como cuando estamos de pie, pero sin la presión del peso sobre los discos.

Eso no quiere decir que todos necesitemos una almohada o que cualquier almohada sea válida. Conocer qué almohada es la más adecuada por nuestra forma de dormir, fisionomía y necesidades, es fundamental.

Porque al igual que el uso de una almohada puede ser muy beneficioso para conciliar el sueño, una almohada inadecuada puede originar problemas como contracturas musculares y tensiones cervicales.

Recuerda que:

Una almohada incorrecta puede ser peor que dormir sin almohada.

Por eso, es sin duda uno de los elementos más esenciales del descanso y, por ende, no es bueno dormir sin almohada. Incluso hay personas que viajan con ella en vacaciones o cuando tienen que dormir fuera de casa

Como con los colchones, no existe una almohada perfecta, sino una que se adecue en mayor o menor medida a ti, a tu forma de dormir. Lo que debes considerar en primer lugar es la posición en la que duermes de manera habitual. Y es que una persona que duerme de lado no requiere lo mismo que una que prefiere hacerlo boca arriba.

Más de 75% de las personas mayores de 20 años duermen de lado. Esta postura, también conocida como posición cúbito lateral o fetal, nos obliga a tener un exceso de presión sobre los hombros y caderas, además de un aumento considerable de la altura a la que está nuestra cabeza con respecto al colchón.

Al tener esta altura, nuestra cabeza tiende a ladearse o a descolocar nuestro brazo para suplir esa diferencia de altura. Esto provoca un desvío a nivel cervical en nuestra columna vertebral, lo que se transmite en dolores cervicales, las conocidas torticolis, problemas respiratorios…

Dormir con la almohada correcta corrige estas desviaciones, evita movimientos excesivos por la noche y alivia múltiples dolores derivados de una mala postura. En algunos casos, para esta postura también se recomienda colocar una almohada blanda entre las piernas de forma que se corrija la posición de la cadera.

Sin embargo, para las personas que duermen boca arriba o se mueven mucho en el transcurso de la noche, lo recomendable es una almohada de firmeza media y grosor intermedio. ¿Y si duermes boca abajo? Entonces lo más adecuado es usar una almohada blanda y fina, que no obligue al cuello a inclinarse hacia detrás.

Un 7% de la población duerme boca abajo y no es recomendable, ya que genera tensiones en la zona cervical.

Ahora bien, si no te identificas con ninguna de estas posiciones, seguramente será porque nunca encuentras la posición ideal. Así que lo más conveniente es una almohada de firmeza media y media-baja, que favorezca un sano descanso a pesar de los movimientos.

Pero como hemos dicho, la postura no es lo único que importa. El material, los tejidos y acabados también afectan. Así que nuestra recomendación es que intentes hacerte con una que no dé mucho calor y que tenga algún tipo de tratamiento antiácaros.

¡Ah! Y no olvides la vida útil de las almohadas. Hay que cambiarlas cada 2 años. Sí, como lo lees. Y es que, a pesar de ser uno de los elementos principales de nuestro descanso, erróneamente, es el sistema de descanso que menos tendemos a cambiar. Con el paso del tiempo, el uso y los lavados, las almohadas van perdiendo sus propiedades de firmeza y adaptabilidad.

Cada miembro de la pareja tiene una complexión diferente por eso, lo recomendable es que usen almohadas independientes y adecuadas a las necesidades de cada uno.

En definitiva, la almohada ideal es aquella que mejor mantiene la posición natural de la columna. Aunque siempre habrá quien piense que no puede conciliar el sueño si no se apoya en su almohada y quien este a favor de que es bueno dormir sin almohada.

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